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lunes, 6 de septiembre de 2010

Propuesta para la creación del Centro Estatal de Investigaciones y Servicios en Derecho Educativo


P
Marilú Camacho López[1]
Andrés Otilio Gómez Téllez[2]

-INTRODUCCIÓN.

El propósito de este trabajo, es aportar elementos de carácter jurídico- educativos que sirvan de base para  fundamentar  una posible iniciativa de ley que incida en la Ley de Educación para el Estado de Chiapas(vigente), autorizando la creación del CENTRO ESTATAL DE INVESTIGACIONES Y SERVICIOS EN DERECHO EDUCATIVO (CEISDE).
El estudio del derecho implica introducirse en un amplio campo de la cultura humana, para su mejor comprensión, es menester limitar el campo de interés; nuestro objeto de estudio es el Derecho Público específicamente el Derecho Constitucional que es la rama jurídica que trata el estudio de la Constitución del Estado donde se aborda el tratamiento de las garantías individuales y sociales, así como el funcionamiento y control de los poderes públicos.
Un derivado del derecho constitucional es el derecho administrativo, área que comprende el estudio de la organización y la actividad administrativa, esto es, el funcionamiento cotidiano de los agentes y organismos que integran lo que hoy se denomina Estado moderno. No podemos dejar de mencionar uno de los elementos más importantes del marco jurídico mexicano como lo es el Derecho de Amparo, que tiene como objeto proteger, amparar, tutelar, el orden jurídico nacional de violaciones por parte de la autoridad de cualquier nivel de operación.
 La triada Derecho Constitucional, Administrativo y Amparo, integran una línea de investigación por demás interesante para los educadores, ahí encontramos a los derechos:  humanos, del medio ambiente, eclesiásticos,  a la cultura , del proceso administrativo, educativo, entre otros; es precisamente el DERECHO  EDUCATIVO un campo del saber que consideramos esencial en el desarrollo integral del ciudadano en colaboración  con otros campos del conocimiento, y es  motivo de nuestras preocupaciones cotidianas en tanto que educadores e investigadores.
Nos hemos preguntado: ¿Cuál es el primer  paso que en concreto el Estado y la sociedad debemos de dar para iniciar los trabajos de conformar un nuevo tipo de ciudadano conocedor de sus derechos y obligaciones?, nuestra experiencia nos indica, que el punto de partida es la creación del marco jurídico que le de sustento para su aplicación, y que éste, debe de ubicarse en la Ley principal que regule en este caso la actividad educacional, nos referimos a la Ley de Educación para el Estado de Chiapas vigente. Por supuesto,  estamos conscientes que eso no será suficiente, si no se cuenta con la voluntad política  de todos los implicados, además de los recursos financieros, materiales y humanos necesarios.
Chiapas está lleno de contrastes, pues a pesar de la belleza y la riqueza de su geografía, es evidente la mala distribución de la riqueza,  había que sumar los efectos nocivos de la globalización y  una profunda recesión económica donde el desempleo  tiene a una gran parte de la sociedad en constante preocupación por decir lo menos. Estas  situaciones  no generan las condiciones más propicias para vivir en el estado de derecho que el país y la entidad reclaman, sin embargo, no hay alternativa, o aprendemos y nos desarrollamos en un Estado de derecho, o seguimos en  la ambigüedad de las normas y viviendo de la simulación al margen del marco jurídico que nos regula.
Para nadie es desconocido que un sector importante en el desarrollo de Chiapas es la educación, pero la existencia de múltiples intereses no ha permitido la coincidencia de anteponer el beneficio de la sociedad sobre los intereses de grupo, sin embargo, somos optimistas por necesidad, y creemos que aún en las condiciones más adversas podemos crecer juntos;  que a pesar de que los indicadores en materia educativa son en su mayoría adversos, es posible avanzar en el presente para construir aquí y ahora un mejor futuro.

1. JUSTIFICACIÓN.

La necesidad que tiene el estado y la sociedad de propiciar políticas y proyectos que promuevan el desarrollo integral del ciudadano a partir de la mejora constante de la cantidad y la calidad del servicio educativo, es una premisa fundamental en el marco constitucional que nos rige a los mexicanos. Un derivado del derecho constitucional como lo es el derecho administrativo, nos aporta nuevos elementos que conforman un derecho especial conocido como derecho educativo, sus antecedentes se remontan a 1853 en la Constitución Nacional Argentina.

En México el crecimiento del derecho educativo es incipiente, podríamos decir que no ha sido de interés ni para los especialistas del derecho, ni para las personas vinculadas al sector educativo, lo que da la impresión de que el terreno educativo fuese un espacio sin leyes o normas que lo rijan lo cual es falso, pero también tiene parte de realidad pues de acuerdo  a nuestro sondeos en los diversos tipos, niveles, y modalidades del sistema educativo de Chiapas, es tal el desconocimiento del marco jurídico-educativo entre docentes, educandos, autoridades educativas y padres de familia entre otros sectores vinculados a la educación, que se justifica el estado de ambigüedad que se observa en todo el sistema educativo de la entidad, afectando de manera sensible la calidad de la educación.

En Chiapas se requiere la integración de un nuevo organismo educativo que de  respuesta a las múltiples necesidades, que en materia de derecho educativo se viven en el sistema educativo estatal.

2. FUNDAMENTACIÓN  TEÓRICA.      
Desde el inicio de la sociedad los diversos grupos humanos, tribus, familias, vieron la necesidad de la creación de reglas o normas de conducta que en el campo del derecho y las obligaciones le diera sentido, coordinación, y obediencia al esfuerzo colectivo e individual en todos los campos del desarrollo.  La búsqueda constante del objetivo común y de la norma que regule la acción ciudadana se reconoció como una necesidad permanente para evitar la anarquía, el desorden, el caos.
A la par de la creación de los derechos y las obligaciones, también se formularon los castigos para aquellos ciudadanos que no se sujeten a la normatividad vigente; además, para hacer efectiva la aplicación de las normas y las sanciones, se crearon las autoridades correspondientes, se trata de garantizar hasta donde sea posible que las reglas jurídicas sean acatadas por todos los integrantes de esa sociedad, y los primeros en obligarse a su cumplimiento son las propias autoridades responsables de su aplicación.
Un paso importante para la aplicación de las leyes es el conocimiento que de éstas tenga la sociedad, por lo tanto, es una obligación ineludible que gobernantes y gobernados la dominen evitando con ello posibles sanciones, por ejemplo y en el marco jurídico-educativo vigente en México y en Chiapas, sería deseable que los ciudadanos conociéramos nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en especial su artículo tercero y su ley reglamentaria mejor conocida como Ley General de Educación; en el contexto de nuestra entidad, es menester que como mínimo identificáramos los elementos educativos de la Constitución Política del Estado de Chiapas, y de manera específica, nuestra Ley de Educación para el Estado de Chiapas.
En teoría, se parte del supuesto de que al igual que todo el marco legislativo , el derecho jurídico-educativo mexicano y sus componentes, al ser publicados sus ordenamientos en el Diario Oficial de la Federación, o en el Diario Oficial del Estado de Chiapas según corresponda, automáticamente se cumple la ficción de que toda la población le conoce, lo cual resulta ridículo, pues como sabemos, a veces ni los propios versados en derecho se enteran en tiempo y forma de sus modificaciones; había que señalar, que constituye un deber de todos los ciudadanos el estar debidamente informados, adquiriendo la posibilidad no solo de cumplir la norma, sino también de oponerse a las acciones o resoluciones que se den en contra de lo que las leyes determinen.
Había que precisar que el concepto de norma jurídica  proviene del griego “nomos” que significa: la forma de ser de un pueblo, pero no todas se refieren al comportamiento del pueblo; también existen otras tales como las morales y las normas de producción que realizan una función específica dentro del ordenamiento jurídico conocidas también como metareglas, son disposiciones secundarias o reglas sobre reglas de carácter superior que por su jerarquía constituyen principios generales para el sistema de fuentes del derecho.
El marco jurídico educativo de Chiapas al paso del tiempo ha sufrido diversas modificaciones en un esfuerzo de responder a las diversas demandas culturales, económicas y políticas; sin embargo, las transformaciones  deben ser constantes si no se quiere correr el riesgo de quedar a la zaga de las estrategias nacionales y globales para el desarrollo. Reconocemos que sería muy presuntuoso decir que la educación es la base principal para la prosperidad del ciudadano y la sociedad en general, pero si constituye uno de los primeros pasos para la aplicación de modelos productivos que nos lleven al crecimiento tecnológico y humanístico que tanto necesitamos.
El derecho educativo de Chiapas puede ser la senda adecuada para iniciar el camino de la transformación del nuevo ciudadano, esta área del conocimiento  corresponde a la segunda generación de los derechos humanos, y en ella se encuentran comprendidos los pactos internacionales en materia de derechos sociales, económicos y culturales reconocidos por la gran mayoría de los pueblos del mundo. Es bien sabido que sin educación no es posible conocer, sostener, ni ejercer, los otros derechos humanos; por lo tanto,  el derecho a la educación es un factor principal plenamente legitimado en diversas declaraciones internacionales, nacionales y locales, situación que constituye una herramienta poderosa en beneficio de todos.
Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 26.
“Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a la educación, …la educación debe orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad, debe fortalecer el respeto por los derechos humanos y las libertades  fundamentales…la educación debe de capacitar a todas las personas para participar efectivamente en una sociedad libre…la enseñanza primaria debe ser obligatoria y asequible a todos gratuitamente…la enseñanza secundaria en sus diferentes formas, incluso la enseñanza secundaria técnica y profesional, debe ser generalizada y hacerse accesible a todos, por cuantos medios sean apropiados, y en particular  por la implantación progresiva de la enseñanza gratuita…La enseñanza superior debe hacerse igualmente accesible a todos, sobre la base y la capacidad de cada uno, por cuantos medios sean apropiados, y en particular por la implantación progresiva de la enseñanza gratuita…”
Para que el Estado garantice en la medida de sus posibilidades los propósitos enunciados, se requiere de marcos jurídicos actualizados que le proporcionen respaldo y fundamento en su accionar, pero que responda también a problemas concretos como lo es el requerimiento social de más y mejores  oportunidades en educación superior, pues actualmente es el “cuello de botella” del sistema de educación formal en México, situación que se agrava  más en nuestra entidad.
3. MARCO JURÍDICO.
“jus est ars boni et aequi”, según el Diccionario jurídico- latino de editorial Siesta, es una excelente frase pues significa: el derecho es el arte de lo bueno y lo justo, en consecuencia podríamos decir por extensión, que un marco jurídico, constituye un punto de equilibrio que busca ante todo lo bueno y lo mejor para quienes estén supeditados a este.
Como sabemos el marco jurídico fundamental que nos rige a los mexicanos es nuestra Carta Magna o  Constitución  Política en ella se reflejan casi todas las aspiraciones del pueblo. En materia educativa el artículo tercero constitucional tiene el espíritu y los propósitos en la materia, para motivos de nuestro trabajo conviene puntualizar los siguientes enunciados que trataremos de comentar posteriormente:
“Todo individuo tiene derecho a recibir educación…La educación que imparta el Estado tendera a desarrollar todas las facultades del individuo…El criterio que orientara a esa educación se basará en los resultados del progreso científico…Será democrática, considerando a la democracia… como un  sistema de vida…Contribuirá a la mejor convivencia humana”
Como podemos constatar los propósitos en materia educativa nacional no se estructuraron desde una visión reduccionista dedicada exclusivamente al proceso enseñanza- aprendizaje, se trata de implementar esfuerzos permanentes por incorporar nuevas y mejores estrategias que permitan el desarrollo integral del sujeto en su evolución constante en el campo de lo bio-psico-social, además, existe la orden ineludible de permanecer en el campo de la objetividad atentos al progreso científico y sus aportes en el campo del desarrollo tecnológico y humanístico, donde la democracia como valor básico dirija nuestras acciones en la convivencia social pero también en la actuación individual.
De acuerdo con la ley reglamentaria del artículo tercero Constitucional conocida como Ley General de Educación en su artículo 14. en su fracción I, corresponde a las autoridades locales, “Promover y prestar servicios educativos, distintos a los previstos en las fracciones I y IV del artículo 13 de acuerdo con las necesidades nacionales, regionales y estatales”, ello nos hace suponer que están dadas las condiciones para crear nuevos organismos educativos que como en el caso del CIESDE coadyuven desde el derecho educativo al desarrollo integral de los sujetos vinculados al sector educativo.
En el caso concreto del marco jurídico educativo de Chiapas tanto en su Constitución Política, como en su actual Ley de Educación prácticamente no existen elementos que den pauta o hagan referencia alguna al derecho educativo, de ahí la necesidad de iniciar el camino, reconocemos que en el sistema educativo del Estado opera cierto marco jurídico educativo pero es confuso , poco conocido y menos estudiado por lo que se requiere su tratamiento sistemático.
Ante la necesidad de implementar un nuevo organismo que desde el derecho educativo promueva la educación integral, planteamos aquí algunos considerandos que identificamos como  elementos signifificativos para tal propósito.

CONSIDERANDOS:
a). Que el derecho educativo mexicano es un producto directo e inmediato de la soberanía del pueblo que plasmó el derecho  a la educación como parte fundamental de sus aspiraciones para el desarrollo social, político, y económico.
b).  Que el desconocimiento del derecho educativo por gran parte de la sociedad chiapaneca, y específicamente de los principales actores del quehacer pedagógico como son: profesores, directivos y educandos; pero también, padres de familia, dirigentes sindicales, empleadores y otros, constituye un lastre en los propósitos de planes y programas vinculados a la mejora de la educación estatal.
c). Que según indicadores nacionales e internacionales el estado actual de la educación en Chiapas exige nuevas estrategias que impliquen cambios estructurales en el sector, por lo cual se requiere la implementación de organismos autónomos capaces de generar confianza social en sus acciones y propuestas, capaces de estimular actividades concretas de investigación, formación docente  y otros servicios profesionales en áreas específicas como la de derecho educativo.
d). Que el Taller de Estudios en la Ley de Educación para el Estado de Chiapas integrado por representantes de la Comisión de Educación de la LXIII Legislatura del H. Congreso del Estado, la Universidad Autónoma de Chiapas, el H. Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey Campus Chiapas, y otras instituciones educativas de reconocido prestigio, a la fecha hemos realizado diversas acciones con el propósito de fomentar el conocimiento, la divulgación, y la investigación del derecho educativo en la entidad.
e). Que actualmente existen condiciones político sindicales favorables para participar en la mejora substancial del sistema educativo chiapaneco, esto sin menoscabo de las prerrogativas y derechos sindicales del profesorado, pero  con la conciencia de la urgente necesidad de cambiar para mejorar, y que el resultado nos beneficie a todos.
f). Que el Gobierno del Estado de Chiapas que preside actualmente el Lic. Juan Sabines Guerrero ha dado muestras de su interés por mejorar la educación en la entidad, aunado a su probada capacidad de gestoría  ante los diversos sectores responsables del trabajo educacional.
g). Que la creación del CENTRO ESTATAL DE INVESTIGACIONES  Y SERVICIOS EN DERECHO EDUCATIVO (CEISDE), es indispensable para continuar los  trabajos que en materia de derecho educativo y  con el concurso de las diversas instituciones de educación superior realizamos los integrantes del Taller de Estudios en la Ley de Educación para el Estado de Chiapas.
h) Que el principal objetivo del CEISDE  será el constituirse a mediano plazo en el principal Centro de Investigaciones y Servicios de Derecho Educativo del sur de México, pero su trabajo permanente es la mejora constante  de todo el sistema educativo de Chiapas en el marco del área de conocimientos de su competencia.
i). Que para hacer posible los propósitos antes señalados se propone una adición a la Ley de Educación para el Estado de Chiapas donde se reconozca la importancia del derecho educativo para el sistema educativo estatal, faculte al poder ejecutivo para la creación de un organismo con autonomía técnica y administrativa en materia de derecho educativo, y establezca la obligatoriedad de las instituciones que integran el sistema educativo de Chiapas en todos sus niveles y modalidades a contribuir con las tareas sustantivas de la nueva organización ( docencia, investigación, extensión, y servicios), 

4. PROPUESTA CONCRETA.
Artículo ---Para los efectos de esta Ley, se reconoce la importancia del derecho educativo como un área con temática jurídica amplia y fundamental para la sociedad, que incluye a la educación y su función de enseñanza-aprendizaje, los educandos, los docentes, sus derechos y sus obligaciones, la organización educativa, sus autoridades, y todos los elementos vinculados a la acción educativa formal, no formal, e informal.

Artículo ---La finalidad del derecho educativo es mejorar el desarrollo integral de la sociedad con énfasis en la calidad de la educación, por lo tanto se declara de interés público para el sistema educativo estatal.

Artículo ---La acción del derecho educativo en materia de docencia, investigación, extensión, y servicios en el sistema educativo de Chiapas, deberá de ser permanente, continuo, sistemático, procesual y científico, con resultados concretos y transparentes para toda la sociedad.

Artículo ---Se Faculta al Poder Ejecutivo del Estado, para proceder a la creación del CENTRO ESTATAL DE INVESTIGACIONES Y SERVICIOS EN DERECHO EDUCATIVO (CEISDE), como un organismo con autonomía técnica y administrativa; las instituciones que conforman el sistema educativo de Chiapas en todos sus niveles y modalidades tienen la obligación  de contribuir al logro de sus objetivos en materia de docencia, investigación, extensión, y servicios.
-FUENTES DE INFORMACIÓN:

a)Legisgrafía.
-Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
-Ley General de Educación.
-Ley de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
-Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Chiapas.
-Ley de Educación para el Estado de Chiapas.
b)Textos.
-Cárabes Pedroza, J. Jesús.  Fundamentos Políticos –Jurídicos de la Educación en México. Editorial Progreso. México.
-Cisneros Farías, Germán. Axiología del Artículo Tercero Constitucional. Editorial Porrúa, México.
-Gámez Parral, Máximo N. Lo que todo mexicano debe saber sobre derecho. Limusa. México.
-García Leyva, Luis Alberto. El Derecho Educativo; sus relaciones con la sociedad del conocimiento. Revista Iberoamericana de la Educación. Argentina.
Ibáñez, Roberto, et al. La pasión de educar. Revista Istmo. México.
Instituto de Investigaciones Jurídicas. Diccionario Jurídico Mexicano. Editorial Porrúa a/UNAM.  México.
-Siesta. Diccionario Jurídico Latino. Editorial Siesta. México.


La urgente necesidad de regular la creación y funcionamiento de los posgrados en educación en Chiapas.
Nancy Leticia Hernández Reyes
Rosario Guadalupe Chávez Moguel
                                                                                      

INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo plantea, tal como se especifica desde el título, la urgente necesidad de regulación en la creación y funcionamiento de los programas de posgrado en educación, específicamente en el contexto chiapaneco. En primer lugar, desde una perspectiva histórica, se abordan las funciones del posgrado desde su aparición en México y se realiza un recorrido haciendo alusión a los elementos contextuales que lo fueron conformando como espacio problemático. Al realizar el análisis del posgrado, nos detenemos en dos de los principales problemas: el crecimiento de la matrícula y la consecuente falta de recursos para su atención, así como, la orientación pragmática que parece estar incidiendo en la creación de programas de posgrado exclusivamente profesionalizantes, dejando de lado la necesaria formación de investigadores para el desarrollo económico, tecnológico y sociocultural del entorno. La propuesta específica, desde este foro, es abordar el análisis de los programas de posgrado para intentar su ordenamiento desde la propia Ley de Educación del Estado de Chiapas.

FUNCIONES DEL POSGRADO
Desde sus orígenes, el posgrado surgió con la finalidad de preparar profesores universitarios (Reséndiz y Barnés, 1987) debido a la falta de cuadros preparados para la formación de profesionistas. En 1994 se crea una nueva Ley Orgánica, en la cual se establecen como funciones de las Instituciones de Educación Superior, la docencia, la investigación y la extensión. Los fines para el posgrado se señalan en términos de la formación de investigadores y profesores universitarios, así como los de organizar y realizar investigación como esencia de la universidad (LX Legislatura, 1994).
Ante el panorama nacional de desarrollo industrial, científico y tecnológico de la segunda mitad del siglo XX, la necesidad de personal formado en todas las ramas de la ciencia y la técnica modernas, capaces de generar e introducir innovaciones en el aparato productor de bienes y servicios, cobra una importancia relevante. Surge  la urgencia de formar cuadros de posgraduados en el país.
Reséndiz y Barnés (1987) mencionan que las funciones del posgrado para atender a las nuevas condiciones del contexto eran: “formar especialistas capaces de comprender plenamente las necesidades de innovación, identificarlas y contribuir a satisfacerlas” (p.43);  para ello, durante los estudios de posgrado, el estudiante debería adquirir un grado de formación más profundo y especializado; obtener un hábito intelectual y una práctica de trabajo apropiados para la identificación, planteamiento y solución de problemas nuevos mediante el método científico; se trataba de exponer al alumno y al maestro a la experiencia de participar activa y directamente en el proceso de generación de conocimientos en su disciplina.
Las tareas específicas a las que se dedicaría el posgrado, desde entonces, serían: el ejercicio en investigación, el ejercicio en el arte de exponer ordenada, clara y convincentemente sus ideas según la disciplina, conocimiento de otros idiomas y de otras técnicas de comunicación, uso pulcro y eficaz de su propio idioma, manejo de información sobre las áreas de conocimiento y preparar al estudiante para una fructífera interacción de colaboración con otros especialistas; para lo cual debería profundizar en el conocimiento de su disciplina con una visión unificada.
La formación para la docencia y la investigación son los ejes primordiales del posgrado que marcan la orientación y la dirección que ha de seguir este nivel educativo (ANUIES, 1981, p.9-10), incluye tres modalidades: la especialidad, la maestría y el doctorado.
Especialización. Su objetivo es el mejoramiento tanto del nivel académico del personal docente como profesional. Ofrece una profundización en el campo restringido de una disciplina y capacita para la adaptación de métodos y técnicas particulares a problemas específicos que se generan en esa disciplina.
Maestría. Pretende formar profesionales en áreas específicas del conocimiento, que sean capaces de realizar una investigación de carácter adaptativo, y desarrollar su ejercicio profesional en un alto nivel de especialización disciplinaria.
Doctorado. Tiene como objetivo general prepara al profesionista para la investigación básica o para la investigación aplicada, pidiéndose originalidad en ambos niveles.
En el modelo de universidad moderna, la función de la investigación llegó a tornarse minimizada, tanto en sus alcances como en sus acciones, ya que al no existir vinculación entre esta función y las otras dos fundamentales (docencia y extensión), no se formaba el recurso humano necesario que enfocara su trabajo hacia los avances científicos y tecnológicos que requería el desarrollo de la nación, y se convirtiera en una entidad más dentro del ámbito universitario. Entidad a la que no todos los profesionistas tenían acceso, pues se convirtió en un espacio exclusivo de prestigio y competencia. No fue sino hasta principios del XXI, que dieron inicio una serie de orientaciones y acciones que trataban de atender los problemas del posgrado. Estas acciones tuvieron como origen, un diagnóstico elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en 1997.

PROBLEMÁTICA DEL POSGRADO
El desarrollo del posgrado ha generado la conformación de problemas que se han venido profundizando. La primera Ley Orgánica de la Universidad Nacional Autónoma de México en el siglo XX se promulgó el 10 de julio de 1929, en ella se especificaron como fines de la educación superior los de “impartir educación y organizar la investigación científica, principalmente la de las condiciones y problemas nacionales, para formar profesionistas y técnicos útiles a la sociedad y llegar a expresar en sus modalidades más altas, la cultura nacional, para ayudar a la integración del pueblo mexicano” (Silva, 1979, p.54).
Desde 1933 tienen lugar varias reformas a la Ley Orgánica, en las cual se especifica la injerencia del Estado en el financiamiento a la Universidad, el cual ha sido siempre menor a su necesidad, lo que ha provocado carencias económicas que han ido en detrimento de los programas educativos y de investigación.
Los recursos financieros asignados a la Universidad se distribuyen entre las tres funciones sustantivas: docencia, investigación y extensión. El comportamiento de esta asignación muestra que la mayor cantidad se asigna a la función de docencia por el número de alumnos que demandan educación. Esta situación tiende a debilitar al posgrado pues se requiere una mayor carga presupuestal orientada a favor de las ciencias.
En el período comprendido entre 1960 y 1982 empieza un marcado agotamiento del modelo económico adoptado por México. La oferta de empleos profesionales se reduce y el número de egresados de la educación superior sigue en aumento debido a la política gubernamental ocasionada por la expansión de la matrícula; como proceso consecuente se presenta un creciente desempleo. Para tratar de resolver el problema, se da mayor importancia a carreras enfocadas al área de servicios (administración, contaduría, derecho y educación), se promueve el crecimiento del subsistema tecnológico y se da prioridad a la formación técnica terminal del nivel medio superior y al magisterio (Martínez, et al, 1996). El sector privado encuentra en este momento una coyuntura para enfocar su crecimiento hacia aquellas áreas de formación de profesiones tradicionales que eran reducidas por el sector público.
En las décadas de los 60 y 70 se presenta un crecimiento explosivo del posgrado, ya que 70% de los programas que actualmente funcionan, fueron creados durante esta época. Asimismo, la creación de un sinnúmero de programas enfocados al área de servicios permitía el ingreso de mayor número de estudiantes a este nivel, como fue el caso de los posgrados en educación.
La falta de planeación en el crecimiento del posgrado dio como resultado la aparición descontrolada de programas, sin orientación clara en el contexto de la educación nacional, de los problemas nacionales y mucho menos, de los problemas regionales.
Otra de las consecuencias del crecimiento desmedido del posgrado y su desarticulada extensión hacia el interior del país, lo constituye el hecho de que cada una de las instituciones que ofrecían estudios de especialidad, maestría o doctorado, impusieran criterios, generalmente desvinculados del objetivo que se perseguía, para ingresar a cada una de ellas.
Algunos análisis realizados desde finales del siglo XX con respecto a la problemática del posgrado en México, como el del ex rector de la UNAM, José Sarukhán (1989), planteaban que parecía existir cierta incongruencia entre el discurso político que mostraba el interés prioritario del desarrollo de los estudios de posgrado y la asignación de recursos para lograr los objetivos del nivel. Señalaba que los principales problemas del posgrado eran: la carencia de personal con grado en las licenciaturas, planes de estudio de posgrado sin una planta docente con grado y el inicio de proyectos educativos, donde se capacita al mismo tiempo a responsables y a alumnos.
Otros estudios realizados en México, coincidían en que el principal problema del posgrado era la escasez de recursos humanos, por lo que una de las más altas prioridades dentro del desarrollo de este nivel educativo era estimular a los grupos que tuvieran la capacidad de participar en estas actividades, así como la formación de recursos humanos del más alto nivel para la investigación. “el producto principal de los posgrados deberá ser investigadores” (Peña, 1991).
El reto que representaba para México mejorar el posgrado y en consecuencia lograr mayores perspectivas de desarrollo en materia científica y tecnológica, era y sigue siendo grande. Para ello conviene considerar lo que Guillén proponía desde 1990 para la formación de un Sistema Nacional de Posgrado, que debiera iniciar por establecer los criterios básicos para su formación, no sin antes homologar las condiciones en que se imparte en todo el territorio nacional.

TENDENCIAS DEL POSGRADO DESDE LOS INICIOS DEL SIGLO XXI
El crecimiento del posgrado muestra desigualdades tanto en calidad de los programas como en la atención a distintas áreas del conocimiento y en algunos casos una escasa relación entre las necesidades sociales y del aparato productivo (ANUIES, 1999).
La ANUIES (1999) ha planteado, para el desarrollo del posgrado y de las Instituciones de Educación Superior en general, el mejoramiento a través de una transformación del Sistema de Educación Superior, cuyo objetivo sea el “promover el mejoramiento de los niveles de desempeño, la pertinencia, la cobertura, la eficiencia y la equidad con que realizan sus funciones las IES mexicanas, impulsando el crecimiento y/o la consolidación cualitativa de cada una de ellas…” (p.81).
Los resultados emanados del diagnóstico elaborado por la OCDE, refieren también la necesidad de desarrollar el nivel de estudios de posgrado para alimentar la investigación y para mejorar la formación de los profesores de la educación superior.
En los programas nacionales y estatales educativos se empezaron a contemplar metas de crecimiento en el posgrado, pero no se definían políticas y acciones a seguir para trabajar en función de ambientes propicios para la formación del recurso humano dedicado a la investigación, condición necesaria para el desarrollo y consolidación de este nivel.

POSGRADOS EN EDUCACIÓN
El panorama del posgrado en México, expresa una marcada tendencia al crecimiento desmedido, este crecimiento se refleja también en algunas áreas estratégicas para el desarrollo del país; entre éstas se ubica la educación. Así, en la década de los 80 se reportaron 69 programas de maestría en educación y para fines de los 90 la cantidad aumentó en un 120% (Weiss, 1998).
Para el año 2004 los programas de posgrados albergaban un total de 23 245 alumnos, distribuidos aproximadamente en 146 instituciones públicas y privadas establecidas en el territorio nacional. Los posgrados en educación atendían a un total de 20 592 alumnos, los cuales se encontraban distribuidos de acuerdo a estadísticas de la ANUIES[i], de la siguiente manera: 1 182 corresponden al nivel de especialización, 14 108 al nivel de maestría en universidades, 4 331 en maestrías en educación normal y 971 alumnos en programas de doctorado.
Actualmente, de acuerdo con datos de la ANUIES (2007), son 965 programas de posgrado en el área de educación y humanidades a nivel nacional; 113 de especialidad, 719 de maestría y 133 programas doctorales; los cuales atienden a un total de 34 755 estudiantes.
La mayoría de los programas de posgrado en educación siguen planteando dentro de sus objetivos la formación para la investigación, aunque en los dos últimos años están apareciendo cada vez más programas de posgrado, incluso de doctorado, con una tendencia primordialmente profesionalizante, contraponiéndose necesariamente con los propósitos fundamentales de esta modalidad, que es la formación para la investigación.
Un aspecto importante de este proceso lo constituye la calidad de los programas de posgrado en educación, pues la cantidad de programas, por sí sola, no refleja sino un vacío estructural y una desvinculación entre los productos de esta formación y los problemas que enfrenta la sociedad. No es cuestión de cantidad sino de calidad, y en materia de calidad, no hay más que acudir a los datos emitidos por las evaluaciones de CONACYT, donde la búsqueda por la investigación de excelencia ha llevado al establecimiento de parámetros que certifiquen la calidad de los programas a través de la implementación del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC).
El Padrón de Programas de Posgrado de CONACYT se creó desde 1991, entonces, 284 eran los programas reconocidos, es decir, 67% del total de programas; en el año 2001 existían 150 programas de posgrado reconocidos, 220 condicionados y 61 emergentes; categorías que representaban hasta cierto punto el grado de calidad de los mismos.
El resultado de la evaluación emitida por CONACYT en 1993 expresa que únicamente 6 maestrías en educación, de las 104 existentes hasta ese momento, calificaban como “posgrados de excelencia”, esto quiere decir que contarían con apoyo financiero para su desarrollo, lo que no sucedió con los otros 98 programas[ii].
De acuerdo con datos actuales, 1072 programas conforman el Padrón de Programas de Posgrado reconocidos de calidad; sin embargo, las categorías que hoy se manejan van desde creación reciente, hasta consolidado, pasando por la categoría en desarrollo (CONACYT-PNPC, 2008).
De los 1072 programas reconocidos al 2008, únicamente 3 se encuentran ubicados en Chiapas[iii] y ninguno de ellos corresponde al área de educación; no obstante que es un estado donde se encuentran registrados una cantidad grande de programas de maestría y doctorado en esta disciplina.
Los parámetros de calidad se establecen basados en criterios de comparación internacional y evaluaciones por comités de pares; tendencias que ha tomado fuerza con los procesos de globalización imperantes; sin embargo, tendría que revisarse al interior de los programas, si los parámetros evaluados se corresponden con lo que ocurre al interior de las instituciones, si efectivamente la calidad que se expresa en un reconocimiento oficial a las instituciones, refleja procesos educativos que atiendan a los propósitos establecidos para el funcionamiento de dichos programas.

POSGRADOS EN EDUCACIÓN EN CHIAPAS
Por principio, hay que señalar que en Chiapas existe un número importante de Instituciones educativas de nivel superior que ofrecen las maestrías en Educación, entre las cuales, se cuentan tres universidades públicas, la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) que es de carácter nacional y dos estatales, como lo son la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) y la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH). Asimismo, podemos considerar en este rubro de las escuelas públicas, al Instituto de Estudios de Posgrado (IEP), perteneciente a la Secretaría de Educación.
El Estado cuenta también con 7 instituciones privadas que ofrecen Maestrías en Educación; entre ellas, se encuentra el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), la Universidad del Valle de México (UVM) y el Instituto de Estudios de Universitarios (IEU) que se ofrecen a nivel nacional y, por otra parte, tenemos a la Universidad Pablo Guardado Chávez (UPGCH), la Universidad Mesoamericana (UMA), la Universidad Valle del Grijalva (UVG), el Instituto de Estudios Superiores de Chiapas (IESCH) y la Universidad del Sur que ofrecen sus programas en el Estado.
Estas 12 instituciones ofrecen 19 maestrías: La UNACH en la Facultad de Humanidades, ofrece la Maestría en Educación Superior (en liquidación por reestructuración) creada en 1994, la Maestría en Educación Indígena (en liquidación por reestructuración) creada en 1998. La Maestría en Psicopedagogía, diseñada en 2001 y la Maestría en Educación con especialidades (En docencia, en Investigación, Evaluación y Gestión de la Educación y Culturas Indígenas) cuya creación tuvo lugar en 2003, esta última surgida de la evaluación que se realizó a las maestrías en Educación Superior y en Educación Indígena. En la Facultad de Medicina Humana se ofrece la Maestría en Docencia en Ciencias de la Salud, que surgió en 1993 y, en la Facultad de Ingeniería se ofrece la Maestría en Ciencias con especialidad en Matemática Educativa surgida en el año 2000. La UPN, por su parte, cuenta con dos Maestrías; una en Desarrollo Educativo, creada en el año de 1998 y otra en Educación y Diversidad Cultural surgida en 1997. La UNICACH tiene la Maestría en Docencia, desde 2003. Y, finalmente, entre la oferta de escuelas públicas, el IEP cuenta con la Maestría en Desarrollo Educativo Regional, cuyo surgimiento tuvo lugar en el año de 1994.
En el marco de la Iniciativa privada, el ITESM cuenta con una maestría en Educación que se ofrece en Chiapas desde 1999, la UPGCH ofrece la Maestría en Pedagogía desde 2001, la UMA tiene la Maestría en Ciencias de la Educación (con especialidad en Educación Especial, en Administración de la Educación y en Educación Regular) creada en 1995; la UVG por su parte, ofrece dos maestrías, una en Ciencias de la Educación con formación en Integración Educativa y la otra en Docencia e investigación, mismas que obtuvieron el REVOE en 2005. El IEU cuenta con la Maestría en Ciencias de la Educación desde 1990; el IESCH[iv] con la Maestría en Administración de la Educación Superior que obtuvo su REVOE en 1998 y, finalmente, la UVM ofrece la Maestría en Ciencias de a Educación, que se ofrece desde el año 2000.
Entre éstas, cabe señalar que 3 tienen orientación hacia la investigación (La Maestría en Educación y Diversidad Cultural de la UPN, la Maestría en Psicopedagogía de la UNACH y la Maestría en Docencia e Investigación de la UVG); una es mixta (La Maestría en Educación con especialidades de la UNACH) y el resto tiene orientación profesionalizante[v].
Es importante analizar que entre estos programas, desde su propuesta curricular, algunos toman como punto de partida el debate entre educación, ciencias de la educación y pedagogía (tal es el caso de la Maestría de la UMA, del IEU, la UVM y la Maestría en Psicopedagogía de la UNACH). Otras, como la Maestría en desarrollo educativo, la Maestría en Desarrollo educativo regional y la Maestría en Educación Indígena, se dirigen hacia la intervención y el desarrollo cultural. Otras más forman en funciones sustantivas, como lo son la Maestría en docencia del IEP, en Investigación Educativa de la UNACH, En Administración de la Educación Superior del IESCH, y la Maestría en Educación de la UNACH. En esta misma línea, la Maestría en ciencias con especialidad en matemática educativa, la maestría en docencia en ciencias de la salud (de la UNACH) y la maestría en educación del ITESM se preocupan por el desarrollo de habilidades en un área de conocimiento.
Es sobre estos programas que se ha realizado un análisis curricular tratando de identificar la manera en que están estructurados desde el curriculum formal y las posibilidades de formación que ofrecen para sus estudiantes, Para ello, se han tomando como punto de partida,  algunos de los indicadores que ofrece el CONACyT para evaluar los programas educativos, toda vez que, ello nos ofrece un acercamiento inicial que nos permitirá identificar, como un primer momento, la manera como han sido estructurados estos programas educativos y en que medida cubren con esos requisitos que señala el CONACyT. Lo anterior es importante porque los indicadores mencionados permiten dar cuenta de aspectos relacionados con la racionalidad del programa y su vinculación con la realidad en la que se circunscribe, así como de la consideración que se hacen de ciertos elementos que no pueden faltar en un programa educativo, pero que, sin embargo, en la práctica, muchas veces no existen y, por tanto, ponen en duda la posibilidad de que ese programa, carente de elementos tan esenciales, pueda promover la formación de maestros. 
La guía para la evaluación de programas del CONACyT está integrada por 10 indicadores, pero para este caso se tomaron solamente 2, el primero de ellos se relaciona con la Operación del Programa e incluye 12 aspectos a evaluar referidos al cumplimiento de la justificación, los propósitos, metas, pertinencia, requisitos de ingreso, permanencia, egreso, posibilidades alternas para los alumnos, características de la normatividad, entre otros aspectos. Y el segundo analiza el plan de estudios evaluando 7 aspectos que permiten identificar la existencia o no de objetivos, perfil de egreso e ingreso, orientación teórica, créditos, propuestas de actividades académicas, enfoque teórico, procesos de evaluación, idiomas requeridos, condiciones para la titulación, así como la coherencia, claridad, congruencia entre todos estos elementos.
Como resultado de este análisis, encontramos que las propuestas curriculares presentan serias carencias en relación con los puntos abordados por la guía y al respeto, podemos decir que ningún programa cumple con los 12 puntos relacionados con la operación del programa. 
La mayoría de las propuestas curriculares no tienen una planeación integral en cuanto a la manera como va a llevarse a cabo la propuesta educativa ni los mecanismos para verificar el cumplimiento de éstos.
En relación con el segundo indicador tomado para el análisis y evaluación de los programas, denominado en la guía del CONACyT “Plan de estudios”, podemos inferir que las propuestas curriculares presentan serias carencias en cuanto al currículum formal, ya que de pronto se dejan fuera aspectos como la justificación, la contextualización o el enfoque teórico que sustenta la formación de maestros.
Con estos resultados, es necesario preguntarse ¿hacia donde se orienta la formación de maestros en Chiapas? ¿Qué sentido tiene? ¿Qué significado tiene para los docentes (maestrantes), los alumnos de los diferentes niveles y para el Estado la formación de maestros en educación? Pero sobre todo, durante la investigación ha podido interpretarse que para la mayoría de las instituciones, el ofrecimiento de un programa de posgrado resulta ser un proyecto empresarial, en el que lo más importante es vender un producto (los estudios de maestría), sin que resulten de gran importancia las condiciones en las que se lleva a cabo dicha oferta ni el sustento formal para su desarrollo. Esto tiene como resultado que, a pesar de que Chiapas es uno de los estados del país en las que se ofrecen más maestrías en educación, también es cierto  que el problema de la educación sigue latente, seguimos siendo uno de los Estados con mayor rezago educativo; lo que nos indican que la formación de los docentes en las maestrías no está aportando nada relevante para la solución de la problemática educativa en nuestro contexto.
Por lo anterior, consideramos que es necesaria y urgente una revisión de los procedimientos en que han ido apareciendo los diferentes posgrados, tanto en instituciones públicas como privadas, analizar y evaluar su funcionamiento para obtener información que permita la toma de decisiones en materia jurídica, ya que muchos de los problemas que ahora se presentan podrían subsanarse o prevenirse, si fuera el caso, con su regulación y vigilancia permanente.

BILIOGRAFÍA
ANUIES, Anuarios estadísticos. (Internet: http://anuies.mx/estadisnew/pobarea4-htm)
ANUIES, El contexto de la educación superior, en: Programa Estratégico de Desarrollo de la Educación Superior. 1978.
ANUIES. La Educación Superior en el Siglo XXI. México, 1999.
CONACyT. Guía para la integración de solicitudes PNP. Programa para el Fortalecimiento del Posgrado Nacional. Convocatoria 2006. México. 2006
CONACYT. Padrón de excelencia. www.conacyt.mx, el  22 de Febrero de 2009.
DÍAZ Barriga Ángel. Investigación educativa y formación de profesores. Contradicción de una articulación;  México, UNAM, 1996.
GUILLÉN, Diana. Algunas reflexiones en torno a los programas de maestría en el área de las ciencias sociales. En: OMNIA. Año 6 Num. 18. Marzo 1990. México. CGEP/UNAM.
PACHECO Méndez, Teresa. La investigación y la formación de investigadores en la universidad mexicana. En: OMNIA, Año 3 Num. 9. Diciembre 1987. México, CGEP/UNAM.
PROIDES. Programa Integral para el Desarrollo de la Educación Superior. México, SEP-ANUIES. 1986.
PROMEP (Programa de Mejoramiento del Profesorado de las Instituciones de Educación Superior); SEP, ANUIES, CONACYT; 1997.
Propuesta curricular de la Maestría en Educación Superior. UNACH. Chiapas, 1994
Propuesta curricular de la Maestría en Psicopedagogía. UNACH. Chiapas, 2001
Propuesta curricular de la Maestría en Educación Indígena. UNACH. Chiapas, 1998.
Propuesta curricular de la Maestría Educación con especialidades. UNACH. Chiapas,  2003
Propuesta curricular de la Maestría en docencia en ciencias de la salud. UNACH. Chiapas,  1993
Propuesta curricular de la Maestría en ciencias con especialidad en matemática educativa. UNACH. Chiapas, 1999
Propuesta curricular de la Maestría en docencia universitaria. UNICACH. Chiapas,  2003
Propuesta curricular de la Maestría en Diversidad Cultural. UPN. Chiapas, 1997
Propuesta curricular de la Maestría en Desarrollo Educativo. UPN. Chiapas, 1994.
Propuesta curricular de la Maestría en desarrollo educativo regional. IEP. Chiapas, 1994.
Propuesta curricular de la Maestría en Educación. ITESM. Chiapas, 1998.
Propuesta curricular de la Maestría en Ciencias de la Educación. UVM. Chiapas, 2000.
Propuesta curricular de la Maestría en Pedagogía. Universidad Pablo Guardado Chávez. Chiapas, 2001
Propuesta curricular de la Maestría en Administración de la Educ. Superior. IESCH. Chiapas,  1998.
Propuesta curricular de la Maestría en Ciencias de la Educación. IEU. Chiapas, 1991
Propuesta curricular de la Maestría en Ciencias de la Educación. UMA. Chiapas, 1995
Propuesta curricular de la Maestría en Docencia e investigación. UVG. Chiapas, 2005
Propuesta curricular de la Maestría en Integración educativa. UVG. Chiapas,  2005
RESÉNDIZ, Daniel y Dorotea Barnés. La educación de posgrado: naturaleza, funciones, requisitos y métodos. En: Revista Ciencias y Desarrollo. CONACYT, Número Especial, México, Abril, 1987.
SARUKHAN Kermez, José. Reflexiones sobre el sistema nacional de posgrado. En: OMNIA, Año 5, Vol. 16, Septiembre 1989. México. CGEP/UNAM.
SILVA Herzog, Jesús. Una historia de la Universidad de México y sus problemas. 3ª Ed. México: Siglo XXI; 1979.
WEISS, Eduardo. El desarrollo de la investigación educativa (1963-1996) En: Un siglo de educación en México, Tomo I. (Pablo Latapí Sarre, coordinador). México, D.F.: Fondo de cultura económica. 1998.
Notas
      I.         [1]ANUIES, Anuarios estadísticos. (Internet: http://www.anuies.mx/estadisnew/probarea4-htm)
     II.         [1] Weiss, Eduardo. Op. Cit. Pp. 383-411
   III.         [1] Los programas de posgrado reconocidos en el Padrón de Excelencia de CONACYT son: Maestría en Ciencias en Ingeniería Bioquímica, del Instituto Tecnológico de Tuxtla Gutiérrez; y la Maestría y Doctorado en Ciencias Sociales y Humanísticas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. Datos obtenidos del Programa Nacional de Posgrado de Calidad (PNPC), Programas vigentes 2008.
   IV.         [1] Cuando se realizó el estudio aún no se ofertaba el doctorado en educación, que al 2009 se ofrece con formación para la investigación
    V.         Cuando se realizó el estudio aún no había abierto su oferta educativa la Universidad del Sur, la cual ofrece también la licenciatura y maestría en Pedagogía, así como un doctorado en educación; todos de carácter profesionalizante.


[1] Docente de la Facultad de Humanidades, Campus VI, UNACH. Integrante del Cuerpo Académico en Derecho Educativo y Educación. Ponencia presentada en el 2º. Congreso Internacional de Derecho Educativo. E-mail marilucl14@hotmail.com
[2] Docente de la Facultad de Humanidades, Campus VI, UNACH. Líder del Cuerpo Académico en Derecho Educativo y Educación. Ponencia presentada en el 2º. Congreso Internacional de Derecho Educativo. E-mail cdrtellez@hotmail.com







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